Comenzaremos con el final,
ya que nadie sabe como sera
y es lo que todos esperamos.
Uno se conmueve con un beso,
la mano que arderá en la piel
o la joven desvirginada en casa.
El amor, un final feliz a tu lado,
oh el amor, lágrimas, lágrimas,
me quedaré sin ojos, sin tus ojos,
sin saber del amor, sin saberte.
Lastima, los finales felices
son de Disney y no de nuestra vida,
no de la carne fundida con besos
que hemos pagado por querernos.
Ausencia, olvido,
son comodines;
bajo la ropa o detrás del oído,
suelen estar entre los cabellos.
Ahora el comienzo, bendito día,
fuimos luces en la tarde de verano,
lluvia de estrellas para la piel seca
o rumor de árboles con sed de ti.
Fuimos lo más hermoso, nubes,
un poco de agua, algún pájaro,
escarabajos bajo las rocas húmedas
que buscaban calor, sólo pretextos.
La alquimia del sexo nos aparto
cuando te convertiste en fuego
y yo en piedra humeante de sueño,
el carbón no brillaba tanto como tu
aquella noche sucia de labial carmín.
No vimos como la pluma caía.
No vimos nuestro final, tuyo y mio,
era nuestro, de los dos, así el amor,
como los pétalos de las flores tristes
cuando mueren sin darse el adiós,
sin que nuestros labios se despidieran,
por ultima vez.
martes, 11 de noviembre de 2008
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